domingo, 30 de enero de 2011

Los Apalaches pasan por Cáceres. Las Villuercas extremeñas forman parte de un proyecto internacional por su origen común con los montes de EE.UU.

Qué tienen en común los pueblos del este de Extremadura con los de Carolina del Norte? La respuesta no es un acertijo cómico, sino la evidencia de un pasado orogénico común. Porque las extremeñas sierras de las Villuercas nacieron unidas a los montes Apalaches, cordillera que reina en el este de EEUU.

Un novedoso proyecto trabaja para extender el Sendero de los Apalaches, que comenzó a desarrollarse en 1921, a las otras zonas del mundo donde existe una geología similar, el conocido como relieve apalachense o apalachiano. "Se ve perfectamente. Estás en las Villuercas y es como si estuvieras en EEUU", explica con entusiasmo Ruth Hernández, geóloga y coordinadora en España del Sendero Internacional de los Apalaches (SIA).

Hace 430 millones de años, las corrientes de convección originaron el choque de las placas Avalonia, Báltica y Laurentia; de esta fricción nacieron los Apalaches. Corría el Paleozoico y la Tierra contaba con una única corteza continental, Pangea. Los movimientos posteriores de separación posicionaron a estas formaciones montañosas en su emplazamiento actual. Así, este relieve, uno de los más viejos y erosionados de la tierra, se puede observar también en Canadá, Groenlandia, Irlanda, Escocia, Noruega, España, Portugal y Marruecos, países por los que se espera que discurra el SIA.

El proyecto internacional inició su recorrido en 1994 cuando el biólogo marino Richard Anderson propuso extender el sendero siguiendo la geología de los Apalaches. Por ahora, el único tramo totalmente desarrollado discurre en tierras americanas, entre el Monte Katahdin y Crow Head en la península canadiense del Labrador, cuyos 3.000 kilómetros señalizados se suman a los otros tantos de la ruta primigenia.

El proyecto en España

El lugar de Europa donde más desarrollada está la senda es Escocia. Ahora han comenzado a moverse los hilos en España. Además de en Cáceres, el relieve apalachense también renace en Galicia y Asturias. "Yo creo que no hay ningún lugar, además de EEUU, donde se aprecie tan claramente el relieve como en las Villuercas. En Galicia y Asturias, donde queremos trabajar posteriormente, está más tapado por la vegetación y más erosionado", apunta Hernández.

El vicepresidente del Colegio Oficial de Geólogos, José Luis Barrera, considera un acierto poner en valor un paisaje teniendo en cuenta su orogenia. "Morfológicamente, las Villuercas son una zona muy interesante y un sitio muy importante para el patrimonio español", insiste.

Según la geóloga, lo que caracteriza a las plataformas apalachenses es que están formadas por crestas y valles paralelos (anticlinales y sinclinales) que llevan una dirección de plegamiento. En los montes cacereños esta dirección es distinta a la americana, "porque en la Península Ibérica ha habido choques por todos lados".

"Aún no está claro por dónde va a ir la ruta senderista. La idea es hacer difusión para que la gente de la zona aporte sus conocimientos; no queremos que se quede nadie fuera. No crearemos una nueva ruta, sino que trabajaremos con los caminos existentes, incluso puede haber variantes y opciones. Está por definir", explica Hernández. Esta propuesta aboga por acercar el proyecto a los ciudadanos de la comarca, que cuenta con 25 núcleos de población (entre ellos Guadalupe, cuyo monasterio es Patrimonio de la Humanidad) y 15.000 habitantes. "Más allá de la visión geológica de la ruta, el objetivo es disfrutar de la naturaleza y la cultura de la zona", remarca la coordinadora.

En las Villuercas están las rocas y los fósiles más antiguos de la Península Ibérica. Las sierras de hoy eran los fondos marinos de hace 500 millones de años. Estas han sido algunas de las frases más repetidas en la promoción de otro proyecto paralelo en la misma zona, el Geoparque Unesco Villuercas-Ibores-Jara, un reconocimiento que se espera sea aprobado por el organismo de Naciones Unidas en noviembre y que tanto Barrera como Hernández consideran un complemento perfecto al sendero internacional. Ahora, las Villuercas están en el mapa de los Apalaches.

FUENTE: PÚBLICO

ENLACE: http://www.publico.es/ciencias/358808/los-apalaches-pasan-por-caceres


viernes, 14 de enero de 2011

Comprar, tirar, comprar

Comprar, tirar, comprar





SUSANA RODRÍGUEZ 04.01.2011

Baterías que se 'mueren' a los 18 meses de ser estrenadas, impresoras que se bloquean al llegar a un número determinado de impresiones, bombillas que se funden a las mil horas... ¿Por qué, pese a los avances tecnológicos, los productos de consumo duran cada vez menos?

La 2 de Televisión Española y RTVE.es emiten "Comprar, tirar, comprar" un documental que nos revela el secreto: obsolescencia programada, el motor de la economía moderna.

Rodado en España, Francia, Alemania, Estados Unidos y Ghana, Comprar, tirar, comprar, hace un recorrido por la historia de una práctica empresarial que consiste en la reducción deliberada de la vida de un producto para incrementar su consumo porque, como ya publicaba en 1928 una influyente revista de publicidad norteamericana, "un artículo que no se desgasta es una tragedia para los negocios".

El documental, dirigido por Cosima Dannoritzer y coproducido por Televisión Española, es el resultado de tres años de investigación, hace uso de imágenes de archivo poco conocidas; aporta pruebas documentales y muestra las desastrosas consecuencias medioambientales que se derivan de esta práctica. También presenta diversos ejemplos del espíritu de resistencia que está creciendo entre los consumidores y recoge el análisis y la opinión de economistas, diseñadores e intelectuales que proponen vías alternativas para salvar economía y medio ambiente

Una bombilla en el origen de la obsolescencia programada

Edison puso a la venta su primera bombilla en 1881. Duraba 1500 horas. En 1911 un anuncio en prensa española destacaba las bondades de una marca de bombillas con una duración certificada de 2500 horas. Pero, tal y como se revela en el documental, en 1924 un cártel que agrupaba a los principales fabricantes de Europa y Estados Unidos pactó limitar la vida útil de las bombillas eléctricas a 1000 horas. Este cártel se llamó Phoebus y oficialmente nunca existió pero en Comprar, tirar, comprar se nos muestra el documento que supone el punto de partida de la obsolescencia programada, que se aplica hoy a productos electrónicos de última generación como impresoras o iPods y que se aplicó también en la industria textil con la consiguiente desaparición de las medias a prueba de carreras.

Consumidores rebeldes en la era de Internet

A través de la historia de la caducidad programada, el documental pinta también un fresco de la historia de la Economía de los últimos cien años y aporta un dato interesante: el cambio de actitud en los consumidores gracias al uso de las redes sociales e Internet. El caso de los hermanos Neistat, el del programador informático Vitaly Kiselev o el catalán Marcos López, dan buena cuenta de ello.

África, vertedero electrónico del primer mundo

Este usar y tirar constante tiene graves consecuencias ambientales. Tal y como vemos en este trabajo de investigación, países como Ghana se están convirtiendo en el basurero electrónico del primer mundo. Hasta allí llegan periódicamente cientos de contenedores cargados de residuos bajo la etiqueta de 'material de segunda mano' y el paraguas de una aportación para reducir la brecha digital y acaban ocupando el espacio de los ríos o los campos de juego de los niños.

Más allá de la denuncia, el documental trata de dar visibilidad a emprendedores que ponen en práctica nuevos modelos de negocio y escucha las alternativas propuestas por intelectuales como Serge Latouche, que habla emprender la revolución del 'decrecimiento', la de la reducción del consumo y la producción para liberar tiempo y desarrollar otras forma de riqueza, como la amistad o el conocimiento, que no se agotan al usarlas.