Tras la subida al papado de Calixto III, algunos de los miembros de la familia Borja se establecieron en Nápoles y Roma a mediados del siglo XV y adoptaron la grafía italiana por la que fueron mundialmente conocidos. Su habilidad para maniobrar en política vaticana y los matrimonios con miembros de otras familias importantes, incluida la realeza, facilitaron su creciente pujanza, que fue máxima durante el papado de Alejandro VI.
Aparte de las cuestiones amatorias y bélicas, una de las cuestiones más relevantes que abordó el papa Alejandro fue el reparto de las tierras del Nuevo Mundo entre las dos potencias que optaban a su descubrimiento, colonización y dominio: Castilla y Portugal. En las bulas Alejandrinas de 1493 (las dos Inter cœtera, Eximiœ devotionis y Dudum siquidem), previas al Tratado de Tordesillas (1494), se fija el meridiano divisorio de las zonas de influencia castellana y portuguesa a cien leguas de las Azores y Cabo Verde.
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