Activistas de Greenpeace invaden por tierra, mar y aire la central Nuclear de Almaraz en Cáceres para pedir el cierre de todas las nucleares, exigiendo al Gobierno que cumpla su promesa electoral de eliminar este tipo de energía. Querían denunciar el "mal funcionamiento" del parque nuclear español y exigir al Ejecutivo de Zapatero el cumplimiento de su compromiso de elaborar un calendario de cierre de las centrales nucleares españolas, por entender que la legislatura se encamina hacia su final y no lo ha cumplido, exigiéndole el cierre de las centrales españolas para sustituirlas por energías renovables.
La Operación Almaraz comenzó por aire con un activista de Greenpeace que sobrevoló la nuclear en un parapente a motor, evidenciando la falta de seguridad y control en las instalaciones nucleares españolas. Por el río Tajo, que rodea la central y refrigera el reactor, accedieron otros veinte ecologistas en lanchas zodiacs para escribir en los muros exteriores lemas como “Nuclear No” o “Almaraz, cierre ya”. El núcleo principal de la operación llegó por tierra con más de una veintena de ecologistas que desplegaron dos grandes pancartas con los textos “No a las nucleares, Sí a las renovables” y encadenarse a la puerta principal de acceso hasta que fueron desalojados por la Guardia Civil.
Los activistas que participaron en la reivindicación lo hacían con un objetivo común: cierre de la central de Garoña y la finalización de las actividades de Almaraz y Ascó. La meta es lograr un modelo "más sostenible" basado en las energías verdes. Greenpeace considera, a partir de un informe que han elaborado, viable técnica y económicamente un sector energético basado únicamente en fuentes renovables. Actualmente, ocho centrales nucleares continúan en activo en España.
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