miércoles, 15 de agosto de 2007

Ernesto Rodera: Crítica de la Realidad Pura

Ernesto Rodera nació en León en 1966. Se licenció en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca en la especialidad de pintura. Ejerce de Docente, dibuja y, según sus propias palabras "ha ejercido efimeramente como camarero, descargador, locutor de radio, letrista, pintor artístico y de brocha gorda, decorador, diseñador, traductor y columnista". Publica, o publicó en algún momento de su aún larga vida, sus viñetas en Crónica de León, El Mundo, Diario de León, Gente en León, El País, Rozadora, Cata y Humo, El Ajo, 20 Minutos, Megatrix, El Mono Gráfico, Generación XXI y, a diario, en ADN. Ha ilustrado diversos libros y sigue dedicándose a la docencia entre otras muchas cosas.
Con este esbozo biográfico intento presentar a uno de los mejores humoristas gráficos actuales, a pesar de la menguante aparición en la prensa escrita del humor gráfico, Ernesto Rodera es un soplo de aire fresco (¡cuarenta años no son nada!) en el humor gráfico patrio, desgraciadamente como no es un humorista "oficial" y los medios de comunicación limitan cada vez más el espacio dedicado a la reflexión y pensamiento...

Si hacemos caso a las palabras de José Luis Castro Lombilla "el incisivo humorista gráfico leonés Rodera hace una de las historietas más disparatadas, absurdas y geniales que se puedan ver hoy en día en el mundo de las revistas de humor: Pórnex y el niño de los palíndromos", además resalta que resalta por su causticidad y espíritu iconoclasta. Yo añadiría las tiras de "Aurelio y Ramón" y la imprescindible tira diaria de "Enmanuel Kant y mujeres desnudas" (aunque sólo están desvestidas). Quién quiera conocer más de Rodera en primera persona puede leer una entrevista que le hizo Elde de Maxwell para el número 8 de LADINAMO.


Desde mi modesto entender Rodera es, entre otras cosas, un gran humorista gráfico que pretende desde la simplificación de la idea agitar conciencias (¡aunque sólo puedan agitarse unos segundos!) e ilustrar descarnadamente lo cotidiano desde lo absurdo, la filosofía o la religión sin que sus personajes pierdan en ningún momento la compostura, siendo a veces más reales que aquellos en los que se ha inspirado el autor para crearlos.

Espero que esta entrada tenga el beneplácito de Ernesto Rodera, ya que en caso contrario me temo, y espero, que me lo dirá en primera persona.

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